Tu nombre no alcanza
Estaba terminando mi carta
en la orilla del río,
necesité mirar al cielo
y el viento tramposo -o sabio-,
convirtió en barrilete el papel.
Lo escrito no tenía destinatario,
que llevara tu nombre no alcanza.
La naturaleza, con sus arrebatos
ordena lo errado.
Te quedarás para siempre
con las bondades de tu lógica;
y guardaré para siempre un sinsentido.
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