Azul era el color de la tinta con el que experimenté la plenitud de las primeras letras reconocibles por los otros, y respetadas por el sistema socio-escolar. Azul intenso es el cielo por las noches cuando insinúa silenciosamente la grandeza de lo sencillo. Azul es el océano, único arcón abierto… juego del tesoro que nadie termina de descubrir. Azul se me figura el color de la caricia. Entre el cielo y el mar el azul flota, se choca, a la Tierra toda se expande. En azul veo navegar la poesía, vertiente nutricia que reinventa la vida, la ilusión y el sentir. Azul veo la línea que une los enigmas, el hilo que teje la causa. Azul siento el aire que me sostiene. Azul el Mediterráneo y el Atlántico… Azul es el color de Venezia. Azul se me vuelve título del Todo.

jueves, 15 de marzo de 2012

Tu nombre no alcanza

Estaba terminando mi carta
en la orilla del río,
necesité mirar al cielo
y el viento tramposo -o sabio-,
convirtió en barrilete el papel.
Lo escrito no tenía destinatario,
que llevara tu nombre no alcanza.
La naturaleza, con sus arrebatos
ordena lo errado.
Te quedarás para siempre
con las bondades de tu lógica;
y guardaré para siempre un sinsentido.

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