Azul era el color de la tinta con el que experimenté la plenitud de las primeras letras reconocibles por los otros, y respetadas por el sistema socio-escolar. Azul intenso es el cielo por las noches cuando insinúa silenciosamente la grandeza de lo sencillo. Azul es el océano, único arcón abierto… juego del tesoro que nadie termina de descubrir. Azul se me figura el color de la caricia. Entre el cielo y el mar el azul flota, se choca, a la Tierra toda se expande. En azul veo navegar la poesía, vertiente nutricia que reinventa la vida, la ilusión y el sentir. Azul veo la línea que une los enigmas, el hilo que teje la causa. Azul siento el aire que me sostiene. Azul el Mediterráneo y el Atlántico… Azul es el color de Venezia. Azul se me vuelve título del Todo.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Curvas del camino

Se  alejó silenciosamente,
agudizó la armonía de su paso 
con el sonido del rocío sobre el pasto.
Ya no buscaba un rumbo,
se entregaba a sus sentidos.
Recordó la última imagen urbana:
los pies y las ruedas a toda velocidad,
ciegos, solitarios, ajenos, ausentes.
Respiró y comenzó a desandar
lo sufrido, lo postergado,
                                      lo ignorado.
Era tiempo de presente y presencias.
Sentía calor en las manos, y 
urgencias en el alma.
Reconoció el mundo nuevamente,
se supo parte, y en un día cualquiera,
                                                        ¡¡recuperó la existencia!!

1 comentario:

  1. Graciela que puedo decir que surja de tanta belleza escrita, un abrazo de mi alma a la tuya.

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