Decires
Me ahogan las palabras.
Como marea embravecida
se ensancha la prisa
hasta el delirio.
Una fuerza incontenible
me enreda.
Es una voz en la que confluyen
otras voces.
Es una vid que se nutre
en lo lejano,
me marea con su fruto,
y me lanza.
Digo, escribo, leo...
nada basta;
en cada luna, esa fuerza
renace y canta.
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