Azul era el color de la tinta con el que experimenté la plenitud de las primeras letras reconocibles por los otros, y respetadas por el sistema socio-escolar. Azul intenso es el cielo por las noches cuando insinúa silenciosamente la grandeza de lo sencillo. Azul es el océano, único arcón abierto… juego del tesoro que nadie termina de descubrir. Azul se me figura el color de la caricia. Entre el cielo y el mar el azul flota, se choca, a la Tierra toda se expande. En azul veo navegar la poesía, vertiente nutricia que reinventa la vida, la ilusión y el sentir. Azul veo la línea que une los enigmas, el hilo que teje la causa. Azul siento el aire que me sostiene. Azul el Mediterráneo y el Atlántico… Azul es el color de Venezia. Azul se me vuelve título del Todo.

lunes, 1 de abril de 2013

Caperucita y yo...



¡Ay, Caperucita!! ¡Qué miedo me da ese lobo malo!
Cuántas veces sentí cerca su aliento
en las noches de mi infancia.
Cuánta razón tenía tu madre... si te desvías del camino
que ella te indica, un susto espantoso te darás.
El buen camino es de mamá a la abuela,
y de la abuela a mamá.
Mirar lo masculino es riesgo de muerte,
y seguir su voz es caer en sus garras...
Caperucita, no te distraigas, eres una niña;
tu deber es no oír, no mirar, no saber;
sólo tu madre te dará el "alimento" del conocimiento,
el que le dio su madre...
Ese es tu destino, transportar ese alimento;
y si te alejas del mandato... aaaaahhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!
Pánico te espera, soledad, angustia,
desesperación y ¡culpa!;
culpa, Niña, culpa.
Ese sabor no te lo quita nadie.
No te distraigas Caperucita, lo tuyo es la obediencia.

Con el tiempo, supe que la pobre Caperucita
fue inventada para convidar sus pastelitos
a todas las niñitas en crecimiento,
y así inocularlas con el antídoto del enamoramiento precoz.
Sólo así las madres y las abuelitas pueden ocuparse
de sus tareas.
En el bosque el lobo merodea...
Por suerte que el leñador siempre está dispuesto
a socorrer las emergencias.
Así comeremos perdices y seremos felices!!!
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh




Crecimos amasando imágenes de Caperucita...
De las más variadas versiones, echaron mano para darle forma a nuestra obediencia.

Ríos como venas



Un día mi padre me dijo: "Yo creo que los ríos son como las venas de la Tierra".

Mirando el Paraná, recordé esa frase... y pensé  ¡¡¡Qué bendecida está nuestra geografía en venas!!!

Esas venas que renuevan la tierra,
que traen y llevan nutrientes
tendiendo redes entre 
norte, sur, este y oeste.
Hermanan, igualan, acercan
pueblos y pobladores.
Cicatrizan heridas
que las sequías dejan.
Caudales que reinventan
la vida y la energía.
Surcos profundos de enigmas.
Arcones sellados de historias.
Documentos secretos de mutaciones.
Los ríos dibujan nuestras geografías,
nos marcan los caminos
y donde ellos terminan,
nos aguardan para mecernos
en sus orillas...
Los ríos pueden llevar
prisa o calma;
abundancia o escasez.
Los ríos -dice mi padre-
son como las venas de la Tierra.