Sobre una plataforma
giraban las fantasías.
Aviones sin motor
se elevaban al cielo.
Carretas sin caballo
cruzaban los caminos.
Barcos sin agua
navegaban los mares.
Todos rodando...
Se chocaban las ilusiones,
se empujaban las risas,
Hilos azules y plateados
impulsaban la vuelta de la Calesita.
Niños con la mirada entera,
las manos nuevas,
y el corazón de fiesta.
Sortijas y sorpresas,
cada vuelta un estreno,
cada partida una promesa.
sábado, 31 de marzo de 2012
El abismo de la palabra
El sol comenzaba a alejarse.
Te veía sufrir.
¡Cuánto duele el dolor de los que amamos!
Veía tus lágrimas,
escuchaba tu desconsuelo,
sentía tu alma lastimada.
Buscaba el gesto y la palabra,
que le pusieran tregua
a la tempestad.
No pude más que abrazarte
con el cuerpo,
desde las entrañas.
¡Cuánto duele el dolor de los que amamos!
Quiero tu Bien
más que a mi vida.
Aguardo tu Paz
más que a mi agua.
¡Cuánto duele el dolor de los que amamos!
Te veía sufrir.
¡Cuánto duele el dolor de los que amamos!
Veía tus lágrimas,
escuchaba tu desconsuelo,
sentía tu alma lastimada.
Buscaba el gesto y la palabra,
que le pusieran tregua
a la tempestad.
No pude más que abrazarte
con el cuerpo,
desde las entrañas.
¡Cuánto duele el dolor de los que amamos!
Quiero tu Bien
más que a mi vida.
Aguardo tu Paz
más que a mi agua.
¡Cuánto duele el dolor de los que amamos!
Poder "espiar"en la sensibilidad de un Maestro es un hecho fascinante. Conocer sus rasgos más humanos y mundanos, pareciera acercarnos a una familiaridad que gratifica.
Hay personas que modificaron el rumbo de la vida, en alguna medida. Freud abrió una puerta vedada, en un momento histórico sumamente hostil. Fue capaz de brindar-se sin mezquindades intelectuales, se expuso personal y profesionalmente, siendo fiel a sus convicciones tanto como a sus sospechas. Este último aspecto
-creo- que impulsó con una fuerza arrolladora sus acciones.
El abrir su mirada y percepción a aquello que circunda al mundo de la lógica establecida, implica el hallazgo de un camino de auténtico desarrollo y crecimiento.
Hay personas que modificaron el rumbo de la vida, en alguna medida. Freud abrió una puerta vedada, en un momento histórico sumamente hostil. Fue capaz de brindar-se sin mezquindades intelectuales, se expuso personal y profesionalmente, siendo fiel a sus convicciones tanto como a sus sospechas. Este último aspecto
-creo- que impulsó con una fuerza arrolladora sus acciones.
El abrir su mirada y percepción a aquello que circunda al mundo de la lógica establecida, implica el hallazgo de un camino de auténtico desarrollo y crecimiento.
miércoles, 28 de marzo de 2012
Coplita de aquí
Hoy abrí los ojos bien grandes, y me maravillé de la abundancia.
Los cerré bien apretados y me estremecí en tus brazos.
Quiero quedarme aquí, no importa cuánto haya por allí.
Los cerré bien apretados y me estremecí en tus brazos.
Quiero quedarme aquí, no importa cuánto haya por allí.
Curvas del camino
Se alejó silenciosamente,
agudizó la armonía de su paso
con el sonido del rocío sobre el pasto.
Ya no buscaba un rumbo,
se entregaba a sus sentidos.
Recordó la última imagen urbana:
los pies y las ruedas a toda velocidad,
ciegos, solitarios, ajenos, ausentes.
Respiró y comenzó a desandar
lo sufrido, lo postergado,
lo ignorado.
Era tiempo de presente y presencias.
Sentía calor en las manos, y
urgencias en el alma.
Reconoció el mundo nuevamente,
se supo parte, y en un día cualquiera,
¡¡recuperó la existencia!!
agudizó la armonía de su paso
con el sonido del rocío sobre el pasto.
Ya no buscaba un rumbo,
se entregaba a sus sentidos.
Recordó la última imagen urbana:
los pies y las ruedas a toda velocidad,
ciegos, solitarios, ajenos, ausentes.
Respiró y comenzó a desandar
lo sufrido, lo postergado,
lo ignorado.
Era tiempo de presente y presencias.
Sentía calor en las manos, y
urgencias en el alma.
Reconoció el mundo nuevamente,
se supo parte, y en un día cualquiera,
¡¡recuperó la existencia!!
martes, 27 de marzo de 2012
Palabrería
Hay palabras
que florecen.
Palabras que marchitan.
Palabras que son perlas.
Palabras redondas,
azules
y rosas.
Palabras amorfas,
negras
y opacas.
Palabras que nacen.
Palabras que mueren.
Palabras que sangran.
Palabras que curan.
Palabras promesa.
Palabras condena.
Palabras blancas,
que se elevan.
Palabras verdes,
que se extienden.
Palabras sombra,
que se ocultan.
Palabras que abundan.
Palabras que faltan.
Palabras de agua.
Palabras de piedra.
Palabras que buscan.
Palabras que se ahuyentan.
Palabras
palabras
palabras.
Palabraspalabraspalabraspalabras.
que florecen.
Palabras que marchitan.
Palabras que son perlas.
Palabras redondas,
azules
y rosas.
Palabras amorfas,
negras
y opacas.
Palabras que nacen.
Palabras que mueren.
Palabras que sangran.
Palabras que curan.
Palabras promesa.
Palabras condena.
Palabras blancas,
que se elevan.
Palabras verdes,
que se extienden.
Palabras sombra,
que se ocultan.
Palabras que abundan.
Palabras que faltan.
Palabras de agua.
Palabras de piedra.
Palabras que buscan.
Palabras que se ahuyentan.
Palabras
palabras
palabras.
Palabraspalabraspalabraspalabras.
Salir al Ruedo
El torero agita el capote.
El toro se enciende.
El torero lo provoca,
lo enreda.
El toro arremete,
ciego y loco.
El torero se regocija.
El toro se desangra.
El torero planifica
su estocada.
El toro se enfurece.
Antes de la muerte,
torero y toro se miran.
El toro cae;
el torero muere.
El toro se enciende.
El torero lo provoca,
lo enreda.
El toro arremete,
ciego y loco.
El torero se regocija.
El toro se desangra.
El torero planifica
su estocada.
El toro se enfurece.
Antes de la muerte,
torero y toro se miran.
El toro cae;
el torero muere.
lunes, 26 de marzo de 2012
Te busco, te tengo...
Coruña, te busco.
En la sangre,
en los sonidos,
en los aromas,
en la cocina,
en los relatos,
en el pasado, y
en el presente.
Coruña, te llevo.
Coruña, te anhelo.
Coruña, te recuerdo.
Coruña, te adivino.
Coruña, te siento,
te tengo,
¡te quiero!
En la sangre,
en los sonidos,
en los aromas,
en la cocina,
en los relatos,
en el pasado, y
en el presente.
Coruña, te llevo.
Coruña, te anhelo.
Coruña, te recuerdo.
Coruña, te adivino.
Coruña, te siento,
te tengo,
¡te quiero!
domingo, 25 de marzo de 2012
Voraz
Una pantera se me mete en el pecho,
extiende una voracidad en todo mi cuerpo;
se alzan las ganas de devorarme la vida.
Una brisa me impulsa,
un sonido me orienta,
la locura me envuelve,
me invita,
me regocija.
¡Pantera infinita!
se alzan las ganas de devorarme la vida.
Una brisa me impulsa,
un sonido me orienta,
la locura me envuelve,
me invita,
me regocija.
¡Pantera infinita!
Del ayer, para siempre.
Es como un arrullo que vuelve,
me mece.
Son las voces de la infancia,
los aromas perdurables,
las miradas de confianza,
los rincones familiares,
los inventos y tesoros,
los anuncios repetidos:
a la mesa;
a hacer la tarea;
a guardar los juguetes;
a lavarse los dientes;
es hora de rezar;
y ahora, a dormir...
No se trata de recuerdos.
son compañías de cada día.
La vida me dejo crecer
en abundancia de la buena,
entre mimos y palabras,
caricias y sorpresas,
ojos plenos de amor
y abrazos abrigados.
No se trata de recuerdos,
son las células que me constituyen,
me dan esencia y fuerza,
me hacen ver, y
me permiten ser.
me mece.
Son las voces de la infancia,
los aromas perdurables,
las miradas de confianza,
los rincones familiares,
los inventos y tesoros,
los anuncios repetidos:
a la mesa;
a hacer la tarea;
a guardar los juguetes;
a lavarse los dientes;
es hora de rezar;
y ahora, a dormir...
No se trata de recuerdos.
son compañías de cada día.
La vida me dejo crecer
en abundancia de la buena,
entre mimos y palabras,
caricias y sorpresas,
ojos plenos de amor
y abrazos abrigados.
No se trata de recuerdos,
son las células que me constituyen,
me dan esencia y fuerza,
me hacen ver, y
me permiten ser.
jueves, 22 de marzo de 2012
En el bolsillo
La huella dibujó la mentira.
La noche se opacó.
En el bolsillo halló
la hipocresía.
Le temblaban las manos.
no podía ensamblar las letras,
dudaba de la evidencia.
Su cuerpo le era extraño,
su historia se hacía ajena,
la confusión la asfixiaba.
En aquella carta
se le fugó la vida.
La noche se opacó.
En el bolsillo halló
la hipocresía.
Le temblaban las manos.
no podía ensamblar las letras,
dudaba de la evidencia.
Su cuerpo le era extraño,
su historia se hacía ajena,
la confusión la asfixiaba.
En aquella carta
se le fugó la vida.
Paisaje "exótico"
Venden orquídeas en los caminos.
Se esconden.
Tienen prohibido el trabajo.
condenada la vida.
Ofrecen lo prohibido.
¡La selva está protegida!
Y ... ¿ellos?
La panza les ruge,
pero nadie escucha.
Venden orquídeas.
Amasan hambre,
saborean penas.
Se hacen paisaje.
Se esconden.
Tienen prohibido el trabajo.
condenada la vida.
Ofrecen lo prohibido.
¡La selva está protegida!
Y ... ¿ellos?
La panza les ruge,
pero nadie escucha.
Venden orquídeas.
Amasan hambre,
saborean penas.
Se hacen paisaje.
Eco de susurros
Una caracola me habla,
alimenta mi locura,
me anima ...
Es rosada, y rara.
Guarda un secreto.
Viene de lejos,
tiene muchos años.
Conserva un eco
que me susurra,
usa lenguas romances,
me arrulla, me duerme.
Y en la mañana
me desafía.
alimenta mi locura,
me anima ...
Es rosada, y rara.
Guarda un secreto.
Viene de lejos,
tiene muchos años.
Conserva un eco
que me susurra,
usa lenguas romances,
me arrulla, me duerme.
Y en la mañana
me desafía.
Poeta del alma, de la lucha,
de la tierra, la sangre,
la vida y
la esperanza.
A pesar de tanto penar,
mantuvo la esperanza.
Le gastaron las fuerzas,
aniquilaron su juventud,
pero no pudieron
con sus alas.
El hambre y la pena
alimentaron su pluma.
Le arrebataron la voz,
le saquearon la dignidad,
enjaularon su potencia,
le devastaron la vida;
entonces se elevó
con su muerte.
Niño, joven, hombre,
esposo, padre, soldado,
"rojo"...
en todo, ¡poeta!
Por siempre,
¡poeta!
de la tierra, la sangre,
la vida y
la esperanza.
A pesar de tanto penar,
mantuvo la esperanza.
Le gastaron las fuerzas,
aniquilaron su juventud,
pero no pudieron
con sus alas.
El hambre y la pena
alimentaron su pluma.
Le arrebataron la voz,
le saquearon la dignidad,
enjaularon su potencia,
le devastaron la vida;
entonces se elevó
con su muerte.
Niño, joven, hombre,
esposo, padre, soldado,
"rojo"...
en todo, ¡poeta!
Por siempre,
¡poeta!
lunes, 19 de marzo de 2012
TALLER DE ESCRITURA TERAPÉUTICA: et
El jueves 29 de marzo a las 20 horas realizaré la presentación del Taller de ESCRITURA TERAPÉUTICA: et, en Devoto.
Se trata de un espacio de acción y reflexión en torno a las palabras que nos habitan. Intentaremos bucear en ellas, sacarlas a la luz y hacerlas florecer.
"Cada realidad ignorada prepara su propia venganza" Ortega y Gasset.
Descubriremos las conjunciones... et
jueves, 15 de marzo de 2012
Más allá del balcón
Más allá del balcón
Bailan Romeo y Julieta.
Amor y tragedia,
sello atemporal,
trascendencia del arquetipo romántico.
Habitan todas las ciudades,
escoltan tantísimos amores,
nacen y mueren
en diálogos eternos.
Impregnan el aire
de los ensueños.
En Verona,
en la tierra,
en el mar,
y en el cielo,
bailan,
incansablemente,
Romeo y Julieta.
Bailan Romeo y Julieta.
Amor y tragedia,
sello atemporal,
trascendencia del arquetipo romántico.
Habitan todas las ciudades,
escoltan tantísimos amores,
nacen y mueren
en diálogos eternos.
Impregnan el aire
de los ensueños.
En Verona,
en la tierra,
en el mar,
y en el cielo,
bailan,
incansablemente,
Romeo y Julieta.
Escena final
Escena final
Fue en una vereda.
Cayó la última palabra.
Rodó el parpadeo.
Llegó la luz de la mañana.
Se despidieron,
sin beso ni mirada.
Dos baldosas los separaban:
un universo.
El siguiente paso,
los encontraría de espalda.
Se expandió la pena,
pero el amor,
estaba huido.
Fue en una vereda.
Cayó la última palabra.
Rodó el parpadeo.
Llegó la luz de la mañana.
Se despidieron,
sin beso ni mirada.
Dos baldosas los separaban:
un universo.
El siguiente paso,
los encontraría de espalda.
Se expandió la pena,
pero el amor,
estaba huido.
En el Paseo de San Juan
Pendía de una farola
su historia.
Huyó con prisa,
sin despedida.
Se trepó a un tren,
luego a un barco.
Salvó el cuerpo,
su alma,
jamás partió.
Ya anciano,
retornó.
La farola guardaba
el dolor.
Recuperó el aliento,
ya fatigado.
La costa le esperaba,
se entregó.
Los años transigidos,
le reprochaban.
La vida se detuvo,
volvía por la muerte,
la digna, la justa.
Y... Barcelona, lo abrazó.
Pendía de una farola
su historia.
Huyó con prisa,
sin despedida.
Se trepó a un tren,
luego a un barco.
Salvó el cuerpo,
su alma,
jamás partió.
Ya anciano,
retornó.
La farola guardaba
el dolor.
Recuperó el aliento,
ya fatigado.
La costa le esperaba,
se entregó.
Los años transigidos,
le reprochaban.
La vida se detuvo,
volvía por la muerte,
la digna, la justa.
Y... Barcelona, lo abrazó.
Una y otra vez.
Aislada por un impulso,
retorno a la paz de mi soledad.
Esa tregua generosa
que aleja los ruidos,
sosiega la carrera:
menta, chocolate y té,
lavandas en mi mesa;
tras la ventana, el mundo.
De este lado: quietud...
¿Qué habrá de cierto en el reloj?
Suceden los días,
la luna los corona
y la vida, circula.
Mucho desconfío si el sentido
lo marca el reloj.
Adelante y atrás,
ayer, hoy y mañana
lucen sujetos a otra lógica;
esa que nos envuelve en enigmas,
nos naufraga y nos rescata,
nos enreda en los caprichos
de sus corrientes.
La mayor certeza
es la incertidumbre.
Tanto desconcierto
enciende la fascinación.
Sentimos una promesa activa,
vamos tras ella
pariendo fuerzas,
nos elevamos y nos caemos.
Continuamos, el camino empuja.
Tal vez, el tiempo es mentira,
mero invento,
hay un continuo más complejo,
una extensa red con leyes propias
que nos agita y nos confunde.
Puedo ver un poco más claro,
de tanto en tanto,
sobre el papel,
dibujo rutas
y parafraseos.
Lejos del reloj hallo calma,
trazo mi juego y buceo
en el placer de mi locura:
lo que me hace ser en el decir.
Aislada por un impulso,
retorno a la paz de mi soledad.
Esa tregua generosa
que aleja los ruidos,
sosiega la carrera:
menta, chocolate y té,
lavandas en mi mesa;
tras la ventana, el mundo.
De este lado: quietud...
¿Qué habrá de cierto en el reloj?
Suceden los días,
la luna los corona
y la vida, circula.
Mucho desconfío si el sentido
lo marca el reloj.
Adelante y atrás,
ayer, hoy y mañana
lucen sujetos a otra lógica;
esa que nos envuelve en enigmas,
nos naufraga y nos rescata,
nos enreda en los caprichos
de sus corrientes.
La mayor certeza
es la incertidumbre.
Tanto desconcierto
enciende la fascinación.
Sentimos una promesa activa,
vamos tras ella
pariendo fuerzas,
nos elevamos y nos caemos.
Continuamos, el camino empuja.
Tal vez, el tiempo es mentira,
mero invento,
hay un continuo más complejo,
una extensa red con leyes propias
que nos agita y nos confunde.
Puedo ver un poco más claro,
de tanto en tanto,
sobre el papel,
dibujo rutas
y parafraseos.
Lejos del reloj hallo calma,
trazo mi juego y buceo
en el placer de mi locura:
lo que me hace ser en el decir.
Navegar varada
Un momento suspendido,
desprendido de la realidad,
ausente de todo juicio,
entregado a la deriva,
sintonizando la locura, permitiendo el sinsentido,
jugando a las escondidas.
Fuga hacia la nada,
crucigrama de ensueños,
masa tierna sin meta
ni apuro.
¡Permiso endiablado!
la ilusión retorna,
y con ella, la trampa.
Un momento suspendido,
desprendido de la realidad,
ausente de todo juicio,
entregado a la deriva,
sintonizando la locura, permitiendo el sinsentido,
jugando a las escondidas.
Fuga hacia la nada,
crucigrama de ensueños,
masa tierna sin meta
ni apuro.
¡Permiso endiablado!
la ilusión retorna,
y con ella, la trampa.
De frutos...
Si el árbol es salvaje
sus frutos sólo adornan,
no pueden comerse,
porque no alimentan,
y porque dañan.
Es necesario para la supervivencia
distinguir el fruto noble.
La experiencia de Adán no es la propia,
vuelve uno a la incesante cadena
de hincar el diente en la manzana.
A veces nos deleita el azúcar,
otras nos asquea la hiel.
Si el árbol es salvaje
sus frutos sólo adornan,
no pueden comerse,
porque no alimentan,
y porque dañan.
Es necesario para la supervivencia
distinguir el fruto noble.
La experiencia de Adán no es la propia,
vuelve uno a la incesante cadena
de hincar el diente en la manzana.
A veces nos deleita el azúcar,
otras nos asquea la hiel.
Ajedrez escondido
¿Quién sabe del azar?
¿Quién de la providencia?
¿Es un juego de escondidas?
¡A mí siempre me atrapan!
(Parecerían imantarse personas y circunstancias)
El asombro me desborda.
¿Seremos las piezas de un tablero
que algún par juega?
Si nos anticiparan a cada quien
nuestra identidad,
menos serían los tanteos y las pérdidas.
¿Blancas o negras?
¿peón? ¿alfil? ¿caballo? ¿torre? ¿reina? ¿rey?
Eterno jaque de escondites, presencias y ausencias.
¿Quién sabe del azar?
¿Quién de la providencia?
¿Es un juego de escondidas?
¡A mí siempre me atrapan!
(Parecerían imantarse personas y circunstancias)
El asombro me desborda.
¿Seremos las piezas de un tablero
que algún par juega?
Si nos anticiparan a cada quien
nuestra identidad,
menos serían los tanteos y las pérdidas.
¿Blancas o negras?
¿peón? ¿alfil? ¿caballo? ¿torre? ¿reina? ¿rey?
Eterno jaque de escondites, presencias y ausencias.
Parir la alegría
Advierto un desorden que quiebra el histórico orden.
Bienvenido un poco de caos,
bendita incomodidad de lo distinto.
Voces nuevas traen viejos saberes.
Amanezco sorprendida en esta brisa,
camino con el más firme de mis pasos,
elijo la vuelta que me seduzca,
ya no pido permisos,
transito sin mirar la pisada.
El horizonte hace el marco,
aprendí que no puede ser meta.
La pena no se deja enterrar,
pero hallé tierra fértil
para la buena siembra.
Veo florecer la Alegría
y devoro su néctar.
Advierto un desorden que quiebra el histórico orden.
Bienvenido un poco de caos,
bendita incomodidad de lo distinto.
Voces nuevas traen viejos saberes.
Amanezco sorprendida en esta brisa,
camino con el más firme de mis pasos,
elijo la vuelta que me seduzca,
ya no pido permisos,
transito sin mirar la pisada.
El horizonte hace el marco,
aprendí que no puede ser meta.
La pena no se deja enterrar,
pero hallé tierra fértil
para la buena siembra.
Veo florecer la Alegría
y devoro su néctar.
Tu nombre no alcanza
Estaba terminando mi carta
en la orilla del río,
necesité mirar al cielo
y el viento tramposo -o sabio-,
convirtió en barrilete el papel.
Lo escrito no tenía destinatario,
que llevara tu nombre no alcanza.
La naturaleza, con sus arrebatos
ordena lo errado.
Te quedarás para siempre
con las bondades de tu lógica;
y guardaré para siempre un sinsentido.
Estaba terminando mi carta
en la orilla del río,
necesité mirar al cielo
y el viento tramposo -o sabio-,
convirtió en barrilete el papel.
Lo escrito no tenía destinatario,
que llevara tu nombre no alcanza.
La naturaleza, con sus arrebatos
ordena lo errado.
Te quedarás para siempre
con las bondades de tu lógica;
y guardaré para siempre un sinsentido.
Niño limpia-vidrios
Hubo una luna entera,
blanca, con caprichos de color plata.
Un cielo colmado de estrellas
y... a mucha distancia de ellas
unos pies pequeños, descalzos,
lastimados de andar sobre tanta piedra.
Se adentraba en la noche urbana,
dirigía su mirada -ya envejecida-
a vidrios que sólo lo espejaban.
Hilaba la frustración de la indiferencia,
no podía preguntarse;
si se entera se desmorona.
Aceptaba y perpetuaba una condena,
sin poder pensar-se.
¿Por qué no pueden sus ojos ver la luna?
¿Por qué no le dejan al niño soñar con las estrellas?
Si se entera se desmorona.
Hubo una luna entera,
blanca, con caprichos de color plata.
Un cielo colmado de estrellas
y... a mucha distancia de ellas
unos pies pequeños, descalzos,
lastimados de andar sobre tanta piedra.
Se adentraba en la noche urbana,
dirigía su mirada -ya envejecida-
a vidrios que sólo lo espejaban.
Hilaba la frustración de la indiferencia,
no podía preguntarse;
si se entera se desmorona.
Aceptaba y perpetuaba una condena,
sin poder pensar-se.
¿Por qué no pueden sus ojos ver la luna?
¿Por qué no le dejan al niño soñar con las estrellas?
Si se entera se desmorona.
lunes, 12 de marzo de 2012
Cicatrices
Hay marcas que nos produce la vida, que son
indicadores de pasos singulares… El cuerpo guarda siempre memoria de los hechos
vividos. Pero también – a veces – nos expone con señales que indican que allí
algo nos detuvo, nos demandó especial atención y también nos marca que allí algo se superó,
algo nos hizo crecer.
Contemplo mis cicatrices con el bienestar que
proporciona el obstáculo superado, con
el recuerdo latente del esfuerzo emprendido, con el retorno del sabor agridulce
en el que confluyen el padecimiento y su superación.
Todos llevamos cicatrices
en el cuerpo y en el alma, algunas se llevan con alegría y otras con
desconsuelo. Pero todas ellas y cada una nos dan forma, nos marcan o marcaron rumbos en los que
siempre se aprende y se crece… se avanza luego inaugurando otro tramo del
camino.
Bendigo el aprendizaje de
mis “marcas”, acepto el padecimiento proporcionado, comprendiendo que algún
sentido indicaba. Reconozco que han modelado mi marcha…
Sangre hostil.
Existe gente a
la que no logra uno arrancarle una sonrisa ni por error. ¿Te ha sucedido alguna
vez agotar tu creatividad y causar cansancio en los músculos del rostro para
intentar hacer reír a alguien, que finalmente llega uno
a la conclusión de que no ofrece señales de vida? O por lo menos de vida con
sentido, porque – reconozcamos – que quien vive la vida sin alegría, habita una
extraña dimensión que no es literalmente “la vida”. Tal vez se trate de un
punto tangencial en el que la persona no se anima a “entrar” en el espacio de
la vida misma. Cada uno de estos extraños seres tendrá sus razones para
permanecer allí, en ubicación lateral. Quizás observando a otros, quizás
deseando o hasta envidiando a esos otros que asumen el mágico riesgo de
vivir, de hacer, también de equivocarse y de volver a intentar. Es
cierto que no hay formas únicas para vivir, pero es “suicida” transitar la vida
disfrazado de muerte.
Cuando uno se
encuentra con alguna de esas personas ¿no se siente deseo de sacudirlo? ¿de poner en circulación
su sangre? ¿de “obligarlo” a girar una y otra vez para contemplar su rededor?
Pero pareciera que viendo, no pueden ver, que oyendo no pueden escuchar, que
oliendo no logran saborear. Dónde y por qué habrá quedado anclado en otro sitio
que no es éste, cada uno de esos seres.
A mi Padre:
Conocí Galicia a través de tus ojos. Desde pequeña
tomé contacto con su cultura. Cantabas algunas canciones, contabas anécdotas.
Galicia era un sitio lejano, aún sintiéndolo tan
cercano: estribillos de canciones
populares, anécdotas cargadas de geografías, silencios melancólicos de
recuerdos, relatos sociales e históricos.
Me produce un encantamiento particular cuando
narrás la caza de grillos que organizaban con tus amigos del barrio. La
descripción de las jaulitas que cuidadosamente armaban, la clasificación de
tales bichos, y la angustia cuando alguno se les escapaba.
He transitado por tus relatos infinitas veces, y
sigo haciéndolo con la misma magia de siempre.
La vida y tu generosidad me dieron la dicha de
conocer tu tierra de tu mano; era muy joven entonces y me adentré en aquel
sitio con cierta timidez, con curiosidad y con prudencia.
Hace poco tiempo volví a Galicia y arremetí con
toda la sed de la conciencia del origen. Los años me fueron donando algunos
saberes, y este retorno estaba cargado de curiosidad, de preguntas precisas, de
búsquedas, de anhelos.
-inevitablemente- un límite. Finisterre es un
corte, ¿una grieta?
Como vos, ¡tantos! un día partieron de aquella
costa, entregándose a una esperanza, buscando un nuevo rumbo. A medida que se
avanza en la senda de la vida, se crea distancia con el punto de partida. Y en
algún momento, de uno u otro modo, el agridulce sabor del destierro merodea.
Hoy estamos aquí reunidos quienes compartimos una
añoranza, quienes gozamos de ese sentir gallego, quienes sabemos de la morriña,
¿cómo explicarla?
Lo que –personalmente- podría decir es que he
aprendido de los gallegos a transformar la morriña en acción, la saudade en
impulso. Esta sabiduría sencilla y profunda –tal vez- sea lo que los distingue
en el mundo entero como personas de bien y de trabajo, que valoran la vida y la
sencillez, que disfrutan del pan y del vino, y hacen honor a la alegría.
Quienes llevamos inscripto en la sangre este texto,
contamos con una fortaleza para atravesar las tempestades.
Esta tierra fue y es bendecida con el hacer y el
decir de muchos gallegos que aquí se aferraron.
Y para ellos éste homenaje:
Galicia,
tierra de bueyes,
de
barcas cargadas de peces,
un
abanico de verdes
se
hunde en el azul costero.
Criaste
hombres y mujeres aguerridos.
Supiste
del dolor y del hambre.
Madre
generosa que soltaste
a
tus hijos a andar sus caminos.
Quienes
se fueron te atesoraron
en
la mirada y en el latido.
Todo
cuanto hicieron
llevó
tu sello.
Tal
vez, por ello
quienes
somos sus retoños,
también
te bendecimos,
te
anhelamos y te amamos.
Galicia,
tu tierra se extiende
y se
hace mapa en América
como
en España.
Tu
historia se torna letra
en
tantas bocas,
en
tantas plumas,
que
te celebran y
te
dicen ¡Gracias!
REMAR-VIVIR
Remaba…torpemente,
como todo aprendiz. Experimentaba el conocimiento del Remo: el desafío del
agua, el esfuerzo del equilibrio, la necesaria coordinación sincronizada, el
desconcierto de los obstáculos y la lucha con LA SOMBRA.
El
remo exige avanzar de espaldas a la proa del bote y esto constituye un
descubrimiento potente, revelador.
Necesitaría
desarrollar los ojos de su espalda, esa espalda que tanto le costaba reconocer.
Alzar
los remos al unísono, acariciar el agua con la fuerza exacta que permita el
desplazamiento; demandaba poner en juego el cuerpo entero: las piernas son la
usina, el tronco conecta los movimientos y direcciona el esfuerzo, los brazos
arman el contacto preciso con el agua, el cuello se vuelve canal del impulso
eléctrico, la cabeza registra, procesa y ordena todo el engranaje manteniendo
su posición en el equilibrio del espacio.
No
es posible girar bruscamente para mirar hacia dónde se avanza; ese adelante que
se siente como atrás. Resulta difícil comprender que lo que está atrás es el
porvenir, es hacia dónde nos dirigimos, aceptando que no lo vemos, que nuestra
mirada se mantiene en lo ya transitado…
Se
parece a caminar hacia atrás, se altera la brújula interna; y se le agrega la
dificultad propia del agua, la sobre-exigencia de la coordinación minuciosa.
Sin
embargo, la experiencia se torna gratificante, el desafío cobra un sabor
fascinante, y cuando se avanza el placer se vuelve nutriente.
Remar
luce tan parecido a vivir: hay que tomar lo visible para avanzar en lo invisible,
hay que aprender a dominar la sombra, hay que escuchar la percepción y aguzar
la coordinación, hay que sortear obstáculos sin detener la marcha, hay que
soltar amarras, hay que entrar en el círculo del adelante y atrás. Tal vez, sea
éste el punto de mayor estrechez entre la vida y el remo: abrirse paso con la
vista proyectada en lo andado y la mirada puesta en un horizonte que sólo puede
intuirse, no verse. No es cuestión de distancia, sino de reglas del juego.
Estas
ideas la acompañaban en sus primeras vivencias en el bote, su instructor le
transmitía las claves para adentrarse en la práctica; lo hacía con un tono
suave y una actitud serena, como dando por descontado que ella podría dominar
los escollos que iban a presentarse. Supo que en esa modalidad de enseñanza
anidaba la posibilidad de asir algo de esta prueba que hoy la vida le
entregaba. Entonces comprendió qué debía
aprender: remar se volvía una necesidad de integrar su espalda, mirar a través
de ella, ignorar los miedos y arremeterse en el río, donde la vida se vuelve
tangible e ineludible.
El poeta escribe
lo que lee.
Hay un eco ambiguo
de
palabras
muchas.
Se hace nieve,
los
copos se tocan,
se anuncian en cada superficie…
En las montañas,
en los techos de las casas,
en los hombros de los caminantes,
en los hocicos de los perros,
en la copa de los árboles,
en las veredas y las calles,
en los ríos, lagos y mares,
se escribe un texto.
De esa letra
irrumpen
las flores
y los colores.
Navegan perfumes.
Se arma lo conocido:
Cueva de
jeroglíficos,
claves y llaves.
La nieva cae,
hace
contacto
y desaparece.
Navegando
Como aquella dalia
que presagiaba el futuro…
Cada flor me dona una poesía.
Tanto tiempo me llevó
retornar a lo más simple,
animarme con lo más soñado,
desamarrar la palabra
de los asfixiantes muelles de la cordura.
Entregarme al vértigo
de las aguas profundas.
Una voz azul me habita
viene del mar,
me besa, me enciende, y me calma.
Champagne y té.
Se armó un eco de palabras y besos.
Alguien, me invitó al tablero de un juego antiguo.
Se alternaban jugadas tímidas con jaques.
El aire se enrarecía y yo lidiaba con la confusión.
Él bebía, yo me embriagaba.
El encuentro estalló con una erótica casi tierna;
unas pocas preguntas, todo tanteo; placer y miradas
Algo recuperé y algo olvidé.
Fue un buen juego. Lo evoco con alegría,
aún con el sabor de lo confuso.
ITALIA
Borrachera en los ojos
que se ancla en el alma.
Superficies y texturas
pinceladas con colores,
y la suma del milagro
de tanto “muratore”.
Conjunción de natura y cultura
arman una desmesura de belleza.
Trepar tu tierra
es beber el conjuro
de la hermosura y la tragedia.
Sellé una huella en tu arena,
la que deambula en mi sangre
impulsando su cauce.
Sin nombre.
Una bola dorada
pendida de unas hojas blancas.
Convoca la mirada,
le pone tregua a mi angustia.
Dorada y redonda como el sol,
pequeña y escondida como yo.
Quieta, expectante,
suspendiendo su don de movimiento.
Algo está diciendo,
comienzo a comprender
aunque no quiero nombrarlo.
Dieciséis versos
para una cincuentena.
¿Dónde hallaré el verbo que haga letra mi sentimiento?
Desde lejos se anudan los vientos y hacen simiente,
me habitan los verdes, me expanden, me nutren,
se enredan el cansancio y el entusiasmo.
El sol está tibio, desoye las prisas,
algunos huesos insisten en hablar.
Un puñado de hechos me escolta, y murmuran.
Los contornos de las cosas se han vuelto difusos,
los engaños revolotean, ya los reconozco.
Aprendí que la sed se quita con agua dulce.
No es cierto que los ojos no sepan mentir,
las frases más trilladas anuncian verdades.
Cuando el dolor cicatriza, queda inscripto.
Mis manos dibujan el mapa de esta cincuentena.
La vieja caracola se presenta, aún me dicta.
La tinta es el embrujo que me hace ser y deshacer.
En la ruta.
Otra mañana florece.
La noche desgranó recuerdos y fantasías.
Tus palabras arden en mi piel,
me renacen, me abren las alas.
Torpemente buscamos un cauce.
Poco sé, y el desconcierto poco me importa.
Cuando la emoción se enciende,
una marejada se alza en mi sangre
que ahoga la razón y me impulsa.
No sé de estrategias, ni busco aprenderlas;
me entrego fielmente a mis torpezas,
convencida de que en la irracionalidad
se oculta la plenitud.
Es con vos y más allá de vos,
es conmigo y más allá de mí;
es la vida, es lo que fue,
lo que es, lo que nos dejará
cuando ya haya sido.
Decires
Me ahogan las palabras.
Como marea embravecida
se ensancha la prisa
hasta el delirio.
Una fuerza incontenible
me enreda.
Es una voz en la que confluyen
otras voces.
Es una vid que se nutre
en lo lejano,
me marea con su fruto,
y me lanza.
Digo, escribo, leo...
nada basta;
en cada luna, esa fuerza
renace y canta.
Me ahogan las palabras.
Como marea embravecida
se ensancha la prisa
hasta el delirio.
Una fuerza incontenible
me enreda.
Es una voz en la que confluyen
otras voces.
Es una vid que se nutre
en lo lejano,
me marea con su fruto,
y me lanza.
Digo, escribo, leo...
nada basta;
en cada luna, esa fuerza
renace y canta.
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