Azul era el color de la tinta con el que experimenté la plenitud de las primeras letras reconocibles por los otros, y respetadas por el sistema socio-escolar. Azul intenso es el cielo por las noches cuando insinúa silenciosamente la grandeza de lo sencillo. Azul es el océano, único arcón abierto… juego del tesoro que nadie termina de descubrir. Azul se me figura el color de la caricia. Entre el cielo y el mar el azul flota, se choca, a la Tierra toda se expande. En azul veo navegar la poesía, vertiente nutricia que reinventa la vida, la ilusión y el sentir. Azul veo la línea que une los enigmas, el hilo que teje la causa. Azul siento el aire que me sostiene. Azul el Mediterráneo y el Atlántico… Azul es el color de Venezia. Azul se me vuelve título del Todo.

sábado, 28 de abril de 2012

En la sombra

Un ladrido en eco
se enreda en sus recuerdos.


Una extensión verde
más allá de su visión.


Allí donde la mirada 
se eclipsa con la nada,
se dibuja una figura.
Sombrero incierto,
espalda abatida,
paso seguro, y
una duda de escolta.


El tiempo perdido
multiplica cruelmente
la distancia del campo.
Pensó en galopar
por el atajo.
Imaginó que la historia
se recuperaba.
Tembló ante el riesgo
y -una vez más-
rompió el cuento de hadas.


Ella decidió aletargarse,
él nunca supo que su duda
fue amarrada a doble lazo.

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