Azul era el color de la tinta con el que experimenté la plenitud de las primeras letras reconocibles por los otros, y respetadas por el sistema socio-escolar. Azul intenso es el cielo por las noches cuando insinúa silenciosamente la grandeza de lo sencillo. Azul es el océano, único arcón abierto… juego del tesoro que nadie termina de descubrir. Azul se me figura el color de la caricia. Entre el cielo y el mar el azul flota, se choca, a la Tierra toda se expande. En azul veo navegar la poesía, vertiente nutricia que reinventa la vida, la ilusión y el sentir. Azul veo la línea que une los enigmas, el hilo que teje la causa. Azul siento el aire que me sostiene. Azul el Mediterráneo y el Atlántico… Azul es el color de Venezia. Azul se me vuelve título del Todo.

jueves, 12 de abril de 2012

Renace

Leen las hojas otoñales,
el hastío de este suelo.
Se degrada la energía,
se precipita y muere.
Entonces, la muerte
hace lugar a la vida.
La transición es tiempo,
la mutación es luz.
En la opaca humedad
se entierra la sombra.
¡Bienvenido el color!
El crujido bajo los pies
sabe a quiebre.
Y desde el polvo
de millares de hojas,
surgen brotes verdes.
Sí, verdes.
                Verde camino.
Verde olivo, sauce,
pino, eucalipto,
                 Verde copas,
                                     Verde néctar.

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