Azul era el color de la tinta con el que experimenté la plenitud de las primeras letras reconocibles por los otros, y respetadas por el sistema socio-escolar. Azul intenso es el cielo por las noches cuando insinúa silenciosamente la grandeza de lo sencillo. Azul es el océano, único arcón abierto… juego del tesoro que nadie termina de descubrir. Azul se me figura el color de la caricia. Entre el cielo y el mar el azul flota, se choca, a la Tierra toda se expande. En azul veo navegar la poesía, vertiente nutricia que reinventa la vida, la ilusión y el sentir. Azul veo la línea que une los enigmas, el hilo que teje la causa. Azul siento el aire que me sostiene. Azul el Mediterráneo y el Atlántico… Azul es el color de Venezia. Azul se me vuelve título del Todo.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Luz roja

Llueve en Buenos Aires.
Está opaca.
En Palermo, los patos
desfilan por el lago.
Yo los miro,
parecen desilusionados.
Quiero quedarme,
pero nuestro encuentro
está marcado por un semáforo.
¡Ay! esta obediencia
que impone la ciudad.
Esta tiranía
de seguir la agenda.
¡Tiempos modernos!
¡Deseos antiguos!
¡Necesidades postergadas!
¡Tolerancia de espera!
Esto de ser "civilizado"
¿es sano?
Conduzco, avanti...
Y ¿atrás?
               ¿qué dejo?
A los patos,
                  al lago,
al recreo,
              a mi deseo...
                                  de fugarme.
Llueve en Buenos Aires.

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