Llueve en Buenos Aires.
Está opaca.
En Palermo, los patos
desfilan por el lago.
Yo los miro,
parecen desilusionados.
Quiero quedarme,
pero nuestro encuentro
está marcado por un semáforo.
¡Ay! esta obediencia
que impone la ciudad.
Esta tiranía
de seguir la agenda.
¡Tiempos modernos!
¡Deseos antiguos!
¡Necesidades postergadas!
¡Tolerancia de espera!
Esto de ser "civilizado"
¿es sano?
Conduzco, avanti...
Y ¿atrás?
¿qué dejo?
A los patos,
al lago,
al recreo,
a mi deseo...
de fugarme.
Llueve en Buenos Aires.
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