Se encontraron blanco y negro
sobre las sábanas.
Un límite difuso los enfrentaba.
Querían fundirse pero no lo lograban.
(Sólo la química atesora esa magia).
Por la mañana,
las prendas cayeron en agua jabonosa:
blanco y negro se fusionaron.
Volvió el dueño por las prendas,
y creyó que se trataba de una tragedia.
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