..."Yo arrancaré a esa granada uno a uno todos sus granos..."
Así lo anunciaba el Rey en la guerra de Granada.
Con énfasis y entonación poderosa,
lo recreaba mi Padre,
ilustrándonos sobre
la historia de su patria.
En el relato, le otorgaba
luz central a la escena
en la que el rey Boabdil,
rumbo al exilio,
vuelve la mirada
a Granada,
quebrado en llanto;
y escucha a su madre,
la Sultana Aixa,
decirle:
..."¡NO LLORES COMO NIÑO,
LO QUE NO SUPISTE DEFENDER
COMO HOMBRE!..."
Esos decires fundantes
de su historia
(la de su tierra y la de su vida),
quedaron anidados
en el viento,
que me despierta
cada mañana;
en el arrullo
que me mece
cada anochecer.
Es su voz,
su tierna firmeza,
su singular modo
de hacer latir
la vida;
lo que navega
en mi sangre,
lo que nutre
todas mis células.
Las granadas de mi jardín,
se reproducen
¡curiosamente!
Sus rojas flores,
sus frutos,
su poblado follaje...
son poesía viva
que se alza
y
te nombra.
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