Solías decir-me "la vida te enseña"
Una mañana que simula
ser como todas.
Una mañana de sol intenso,
que me exige vivir.
Todo es diferente
si ya no puedo abrazarte.
El AMOR QUE NOS UNE
TRASCIENDE LA VIDA
Y LA MUERTE.
Conservo el cobijo
de tu mirada,
tu caricia y tu palabra
para siempre.
Deambulo en una paz
que se alza -raramente-
en la hondura del dolor.
Extrañarte y tenerte,
tejen una red
que de a ratos me sostiene,
y en otros,
me desintegra.
Me toca aprender
la lección más difícil:
tu partida.
Mientras escribo
comienzo a comprender
que no se trata
de ausencia.
Es un quiebre,
una herida.
La presencia que busco,
se vuelve omnipresencia.
La lección es
entender el cambio,
aceptar el dolor.
Dejar que la angustia
macere lentamente
en la certeza
de este amor
que atraviesa a la muerte.
Conservo el cobijo
de tu mirada,
tu caricia y tu palabra
¡para siempre, Papá!!
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