Azul era el color de la tinta con el que experimenté la plenitud de las primeras letras reconocibles por los otros, y respetadas por el sistema socio-escolar. Azul intenso es el cielo por las noches cuando insinúa silenciosamente la grandeza de lo sencillo. Azul es el océano, único arcón abierto… juego del tesoro que nadie termina de descubrir. Azul se me figura el color de la caricia. Entre el cielo y el mar el azul flota, se choca, a la Tierra toda se expande. En azul veo navegar la poesía, vertiente nutricia que reinventa la vida, la ilusión y el sentir. Azul veo la línea que une los enigmas, el hilo que teje la causa. Azul siento el aire que me sostiene. Azul el Mediterráneo y el Atlántico… Azul es el color de Venezia. Azul se me vuelve título del Todo.

viernes, 2 de enero de 2015

Parirse

Entre sombras se dibuja,
un eco le presta la voz.
Quiere anunciarse,
y no lo escuchan.
Ensaya un destino,
                       repite una ceguera,
                                               de la que no sabe.
La terquedad imanta 
la brújula.
Va hacía allí,
                     donde cree que debe ir.                                          
Cruel repetición 
                     de lo ignorado;
burlando lo sabido.
                     Atajo lateral del conocimiento.
Al llegar, se esfuma su forma;
                     se constituye en ser,
                                      deviene un nombre.



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