Azul era el color de la tinta con el que experimenté la plenitud de las primeras letras reconocibles por los otros, y respetadas por el sistema socio-escolar. Azul intenso es el cielo por las noches cuando insinúa silenciosamente la grandeza de lo sencillo. Azul es el océano, único arcón abierto… juego del tesoro que nadie termina de descubrir. Azul se me figura el color de la caricia. Entre el cielo y el mar el azul flota, se choca, a la Tierra toda se expande. En azul veo navegar la poesía, vertiente nutricia que reinventa la vida, la ilusión y el sentir. Azul veo la línea que une los enigmas, el hilo que teje la causa. Azul siento el aire que me sostiene. Azul el Mediterráneo y el Atlántico… Azul es el color de Venezia. Azul se me vuelve título del Todo.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Rondar-lo



Entre sueños
una voz, susurra:
todo se vuelve 
un gran desencuentro.
En la noche,
lo confuso es lo claro.

Sabré que el equívoco
es la verdad más confiable.                                              
La ilusión desafía
las evidencias.
La tristeza rumia,
aquello que la mirada esquiva.
Una única certeza
se extiende:
todo se vuelve
un gran desencuentro.

Crueldad del sueño...
anunciarme el sinsentido.

Sabré...
             voy sabiendo...
El saber me atrapa
en una ronda de locura,
¡qué hondo es el desencuentro!

1 comentario:

  1. Desencuentro tirano, cruel, como Caín, como las ausencias de los muertos. Que nadie llame lágrima o reproche esta declaración de la maestría de Dios, que con mágica ironía me dió a su vez los libros y la noche... (JLB) Hugo de Simone

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