El mar amanece,
desnuda al cielo,
los colores se penetran,
se enredan.
Unos pocos minutos
de fusión pura.
En una porción del mundo,
se inicia lo infinito.
Se despierta la playa,
la marea se calma,
la luz crece,
invade.
El enigma de la noche,
retorna a su escondite.
Llega el día,
la oscuridad huye.
Desde el muelle,
la escena se eleva,
lo simple devela su fuerza.
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