Suenan los acordes de una lluvia
azulada, apurada, ensimismada.
Quiero hablarle,
no me escucha.
Le pregunto
porqué me ignora.
No responde. Llueve!!
Sospecho que me enseña:
más allá de la palabra,
más allá de las miradas,
está el ACÁ.
Los lenguajes son infinitos,
conviven, se ignoran,
se provocan.
La lluvia no es palabra,
es agua.
Voy a la lluvia,
soy agua...
Se me mojan las palabras!!!
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